Significado
de la palabra
• El
término prostitución proviene del término latino, prostituere, que significa literalmente
"exhibir para la venta".
• El
término loba como equivalencia de prostituta viene de los ritos producidos en
febrero en honor al dios romano de los campos y los pastores, Fauno Luperco (Lupus-lobo). Eran llamadas lobas u
originalmente lupas las que ejercían la prostitución sagrada con los sacerdotes
de este dios, los luperci, en el Ara Máxima.
• En
el panteón romano de deidades una diosa menor de la agricultura era llamada
“Puta”, aunque es pura coincidencia.
• Las
prostitutas, así como hoy ocultan sus negocios haciéndolos pasar por casas de
masajes o los anuncian con luces rojas, en la Edad Media (s.XII) los
disimulaban como si se tratara de tabernas, colgando en su puerta un ramo. Por
esa razón, las comadres empezaron a llamarlas “rameras”, una palabra que les
sonaba más púdica que “prostituta”.
Prostitución
en la Historia
• En
el tercer milenio antes de Cristo, en Babilonia todas las mujeres tenían la
obligación, al menos una vez en su vida, de acudir al santuario de Militta (la Afrodita griega) para
practicar sexo con un extranjero como muestra de hospitalidad, a cambio de
un pago simbólico. Este rito tiene su origen en la diosa de la cultura sumeria
Innana, diosa de la belleza y la sensualidad. Sus sacerdotisas, que se habían
consagrado vírgenes al servicio del templo, fornicaban con aquellos que habían
dejado en el templo una ofrenda económica a la diosa. En la Biblia hay numerosas referencias
a los actos "abominables” de estas sacerdotisas, las canaanitas.
• La
divinidad amorosa Innana/Ishtar es la protectora de las prostitutas y de los
amoríos extramaritales, que por cierto no tenían connotación especial en
Babilonia, ya que el matrimonio era un contrato solemne que perpetuaba la
familia como sostén del estado y como generadora de riquezas, pero en el que no
se hablaba de amor o de fidelidad amorosa. Así, a los hombres se les permitía
ofrecer a sus esposas como pago colateral por un préstamo.
• En la Grecia clásica, la
prostitución era practicada tanto por mujeres como por hombres jóvenes. El
término griego para la prostitución es porne,
derivado del verbo pernemi (vender), lo que derivado en la acepción moderna.
Las prostitutas debían vestirse con ropas distintivas y estaban obligadas a
pagar impuestos. En la iglesia tenían un lugar reservado e Incluso eran
enterradas separadas del resto.
• Se
cree que fue en la antigua Atenas donde se estableció el primer burdel, en el
siglo VI a.C., como local de negocio (un servicio equivalía al salario medio de
un día) en el que no estaba permitida la captación de cliente.
• En
Imperio Romano, la prostitución era habitual y había nombres distintos para las
mujeres que ejercían la prostitución según su estatus y especialización. Las
cuadrantarias eran llamadas así por cobrar un cuadrante (una miseria). Las
felatoras eran practicantes expertas de la fellatio (mamar), el acto más
degradante.
• En la Roma Clásica , algunos
prostitutos masculinos esperaban en las esquinas de los baños a mujeres que
solicitaran sus servicios. Según la jerarquía romana de la degradación sexual,
un hombre sospechoso de practicar cunnilingus a una mujer se rebajaba
más que uno que fuera penetrado por otro hombre. Se le imponía el estatus legal
de infame, al mismo nivel que prostitutas, gladiadores y actores, lo cual le
impedía votar y representarse a sí mismo ante un tribunal.
• Los
egipcios fueron los primeros en prohibir las relaciones carnales con las
mujeres nativas o peregrinas domiciliadas en los templos y demás lugares
sagrados de la época. En el antiguo Egipto, algunas mujeres, no siempre
prostitutas, conocidas como felatrices, se pintaban los labios de un
determinado color para dar a conocer su inclinación por esta práctica.
• En
la cultura fenicia surgió la celebración de una serie de fiestas o ceremonias
en honor de las dos divinidades del amor. En estas fiestas, las mujeres se
golpeaban duramente el cuerpo, para más tarde ofrecer sus cabellos a la diosa.
Las mujeres que querían conservar su cabellera, con evidente menosprecio de su
pudor, abandonaban el templo y se dirigían a una especie de mercado donde sólo
tenían acceso ellas, además de los extranjeros. Estaban obligadas a entregarse
tantas veces como fueran requeridas. La recaudación de aquel comercio carnal se
destinaba a adquirir ofrendas para las imágenes de la diosa. Con el tiempo
adquirió un sentido comercial que se extendió por todo el mediterráneo.
• En
el siglo IX, Carlo Magno ordenó el cierre de todos los establecimientos donde a
las mujeres se les permitía tener relaciones sexuales promiscuas y dispuso el
destierro de las prostitutas. Pero dada la gran corrupción, las medidas legales
resultaban inocuas. Durante las Cruzadas, las mujeres libertinas se vestían de
hombres para poder viajar junto a los ejércitos, y así ofrecerles al anochecer
sus servicios.
• En la Edad Media , la recesión
económica hizo que las prostitutas se establecieran en urbes grandes,
generalmente villas universitarias, por la gran afición de los estudiantes a
sus servicios. Era deber de los rectores vigilar que los estudiantes no
frecuentasen los dominios de estas mujeres, aunque tenían muy poco éxito. Las
meretrices también acudían con las ferias ambulantes y las grandes fiestas
populares, como el carnaval o los torneos.
• En la España de los Austrias (s.
XVI), para que una joven pudiese entrar en una mancebía, o casa pública de
prostitución, tenía que acreditar con documentos ante el juez de su barrio ser
mayor de doce años, haber perdido la virginidad, ser huérfana o haber sido
abandonada por la familia, siempre que ésta no fuese noble. El juez procuraba
disuadir de sus torcidos intentos a la aspirante con una plática moral, y si no
la convencía, le otorgaba un documento, donde la autorizaba para ejercer el
infame oficio.
• En la Edad Moderna , entre
las gentes acaudaladas y la clase nobiliaria, el hábito de las cenas ostentosas
contribuyó a difundir la prostitución con apariencias más puritanas. En las
grandes capitales, como Roma o Venecia, el número de cortesanas era tal que
tuvo que ser reglamentada administrativamente bajo la dirección de una mujer a
quien llamaban "reina", que se encargaba de hacer respetar en forma
estricta los reglamentos policiales.
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