Homenaje a los primeros cafés porteños
La Pequeña Aldea: Bares Cafés, Hoteles y Posadas
El secreto de un rico café colonial.
¿Vale la pena describirlo? Si.En el plato el dueño del lugar disponía de una porción de azúcar, casi sin refinar, amarronada en terrones grandes; sobre esta iba la taza boca abajo cubriendo el azúcar del ataque de las moscas.
El que deseaba un café con leche, tomaba la taza a la espera de que el mozo viniera con una gran jarra de cobre que si no estábamos en el café de la Victoria o en el de Marcos – seguramente estaba grasienta y golpeada.
La cantidad de café o de lecha la media, no la voluntad del cliente – como actualmente sucede- sino el gusto del mozo. Y su gusto era servir un café inolvidable, quizás el mejor de todas las Indias puesto que el secreto estaba en el agua con que se lo hacia: la de nuestro río color león, color marrón, color barro.
“Café del Cabildo o de la Victoria”
El café de la Victoria llamado “del Cabildo” antes de las Invasiones Inglesas, estaba ubicado en la calle Victoria 121 en el cruce –que ya no existe- de las calles Hipólito Yrigoyen y Bolívar. Su propietario, un tal Lagarde, fue famoso en sus tiempos por la calidad de los dulces que fabricaba y ofrecía allí .diseñado con gran lujo , el café de la Victoria , resaltaba su decoración con una gran cantidad de espejos en las paredes .A pesar de que el de Marcos contaba con servicios progresistas , el de la Victoria era tan imponente que hasta el existente ingles que vivió en Buenos Aires entre 1820 y 1825- al cual nunca nombramos ya que nadie sabe quien fue y solo firmo el libro con un seudónimo “un ingles” , llego a decir que en Londres no había mejores cafés que este.
El de la Victoria con justa razón era el mas caro y a el preferían asistir los hombres de mas edad ya que encontraban satisfacción y tranquilidad en su lujoso salón. Sin embargo los jóvenes de la élite porteña acostumbraban a reunirse en todos los cafés, no en vano llegaron estos a ser los centros ideológicos de la Revolución, sobretodo el de Marcos .Al de la Victoria, en cambio no iban con ánimos de revueltas sino par medirse con el paño de habitúes de la talla de Manuel Belgrano, que solo fue abogado en los tres derechos , secretario de la Primera Junta, General del Ejercito del Norte , Creador de la Bandera , sino mas bien un eximio jugador de billar .
“El Café de Marcos”
El jueves 4 de junio de 1801 abrió sus puertas el café de Marcos en las actuales calles Alsina y Bolívar , sobre la esquina nordeste .En la puerta se encontraba un cartel que decía “ Billar; Confitería , Botillería”; dentro de un amplio salon en cuyo fondo habia dos mesas de billar .Pero esto no era todo :contaba con dos coches de cuatro asientos que se alquilaba a los parroquianos cuando la lluvia era intensa .
La excelencia de estos lugares se marcaba por parámetros muy diferentes a los actuales, la cantidad de mesa de billar , la posibilidad de enfriar bebidas otro parámetro de la decoración era el lujo .Por los años del Restaurador este café pertenecía a Francisco de Murinilla , hombre amante de la música, así había colocado un ala que era ocupada por un piano . Allí comienzan a reunirse una serie de jóvenes amantes de la música .Según un habitúes, una noche fue tanta la algarabía que decidieron compartirla con el resto de la ciudad haciendo una serenata colectiva. Para que fuera inolvidable decidieron que no debería ser con guitarras –como era lo acostumbrado – sino con piano .
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